martes, 17 de julio de 2012

Crisis, Crisis y más crisis. Odio cada día más esta palabra.

Hola a todos los que me leeis,
Normalmente suelo excusarme por no haber escrito más a menudo, pero hoy no lo voy a hacer porque he estado terriblemente ocupado desde mi última entrada y mientras no hagan los días de 30 horas (cosa que a algún gobernante le encantaría para que subiera la dichosa productividad) no voy a poder disponer de mucho tiempo.
Hoy voy a escribir sobre la crisis, pero en clave dental. Como ya he dicho, cada vez odio más esta palabra, ¿y cómo no? La tenemos hasta en la sopa y no se libra nadie, ni la Baronesa Thyssen!


Hace unos días estuve en Barcelona con mi amigo Iñigo Gómez Bollaín dando una conferencia en la Universitat Internacional de Catalunya (UIC) hablando sobre tratamientos multidisciplinares donde confluyen periodoncia, ortodoncia, implantes, prótesis y odontología conservadora y estética. En ella hablamos de cómo los pacientes adultos en España tienen cada vez unas necesidades de tratamiento dental más complejas y de cómo esta complejidad provenía de un abandono progresivo de la boca. Y el ejemplo que daba era el siguiente, el empaste que uno no se realiza en un momento puede acabar en una endodoncia (desvitalización), si al principio esa caries requiere una endodoncia y un empaste pero no se hace nada y se espera, puede ser que después haga falta una desvitalicación y una restauración más grande. Si es no se hace a tiempo quizá haya que extraer el diente y así sucesivamente. Al final acabamos con pacientes con muchas ausencias que a veces ni siquiera se pueden poner los implantes de modo sencillo porque los dientes se mueven y hace falta ortodoncia o más extracciones innecesarias si se hubieran tomado las decisiones adecuadas (y no siempre es culpa del paciente).
Es decir, que ser conservadores y tomar las decisiones adecuadas no solo es mejor, es más barato!

Entiendo que en estos momentos de apuro económico para casi todos, debemos seguir siendo previsores y prevenidos, es decir, que debemos cuidar lo que tenemos y prevenir que no haya problemas futuros y esto funciona igual para la boca que para cualquier otra cuestión de la vida. ¿O es que hemos decidido no cambiar el aceite al motor del coche aunque el riesgo sea que el motor se rompa? La revisión del automovil es mucho más barata que la reparación de muchos de los problemas derivados de no mantener el coche, ¿por qué no se piensa igual con la boca? La usamos mucho más y no la aparcamos en un garage cuando queremos, funciona en un clima húmedo con condiciones de mucho calor y mucho frío, a veces en muy poco tiempo entre uno y otro. Sufre ataques ácidos, una actividad mecánica importante con grandes fuerzas.
Visitar una vez al año al dentista para hacerse una revisión y una higiene es barato. Es verdad que ahora queremos recortar todo gasto superfluo, pero cuando escampe el chaparrón económico nos arrepentiremos y una parte de la población adulta estará sin algunos o muchos de sus dientes y tendremos un problema de salud pública. Y sí, alguno estará pensando que todavía existen los implantes, pero que buenos eran sus dientes... y qué baratos!
Un saludo a todos, espero que de esta salgamos pronto y con mejor espíritu.

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